miércoles, 30 de enero de 2013

De la inocencia y la varicela.



     La pérdida de la inocencia al igual que la varicela resulta incomoda cuando eres pequeño pero peligrosa a edad adulta. He podido con todo, desde el caso del político mangante de tres al cuarto como con los casos de corrupción más sangrantes que asolan de punta a punta a este país cuya lista es interminablemente contagiosa; desde la absurda ocupación de un despacho oficial para negocios particulares del hermano de Alfonso Guerra hasta la corrupción más absoluta de todos los  casos que hoy descorazonan a este país y que tienen engangrenada a nuestra casta política.
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     Vacunado con la actitud de quien hasta hoy consideré un hombre de estado, más allá de sus errores y de sus aciertos, Felipe González ha supuesto para mi durante todos estos años la triple vírica y hasta la antitetánica capaz de librarme de la merecidísima inquina hacia quienes han hecho una cueva, la de Ali Babá, de este país.
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     Pero hete aquí que la vacuna ha caducado y lejos de curar ha supuesto una reacción vírica capaz de tumbar al más saludable de los ciudadanos y hoy Felipe González Márquez ha mutado a la bacteria Yersinia pestis, más conocida como la peste, porque apesta su dimisión hace un mes como presidente del Consejo de Participación de Doñana, órgano garante de este espacio protegido. Porque apesta su puesto en la empresa Gas Natural que es la que ha obtenido permiso para almacenar gas natural en Doñana poniendo en peligro la biodiversidad de la que presumimos. Mal vendido te llamo.
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     Me cuidé muy mucho de los agentes patógenos que infectan la  política, concejales, alcaldes, consejeros, presidentes y hasta de los alérgenos de la Casa Real pero no te vi venir. Me has traicionado a mí y a mis ideales porque has vendido los tuyos y hoy no me dueles, pero me causas dolor.  A mis 43 añadas, que me rompas la inocencia sobre aquello que creía duele y no sabes de qué manera. Y me da que ni pagando el puñetero euro por receta exista quien me expida una capaz de curarme. Igual sobornando a algún medico consigo que  me recete sustancias prohibidas que no curan pero alivian.