jueves, 27 de mayo de 2010

Ofertas en Carrefour


Hoy el gobierno ha salvado el pellejo por un voto de diferencia al aprobarse su proyecto de lucha contra el déficit lo que le da vía libre democráticamente pero no moralmente. Muchas son las semanas que lleva este tema ocupando minutos en los informativos, hojas en los periódicos y horas en los debates televisivos. La bolsa que parece un tiovivo no para de subir y bajar cada vez que ZP y sus desnortados ministros abren la boca, la cierran y la vuelven a abrir para decir aquello de "donde dije digo digo Diego". El FMI juega al monopoli con España y la agencias de calificación por meterse con España hasta califican "la roja".

Tanto es el desasosiego y la preocupación que provoca toda esta situación que Carrefour ha puesto una sección de viagras a 1 € el kilo para los hombres y bolsos de Louis Vuitton al precio de "llévese 3 y pague 2 al módico precio de lo que vale un kilo de chóped" para ver si este país se anima y nos cambia esta cara de eterno acojone.

Pero hoy, tras la votación, mi ánimo ha resurgido como el ave Fénix (solo el ánimo; por lo demás tendré que pasar por el Carrefour) después de leer la edición digital de El Mundo.

Lean, lean y verán el lio que se ha montado en este país por 15.000 míseros euros. ¿Y tanto para eso? Pero si esto lo arreglamos un grupo de amiguetes míos vendiendo papeletas para una rifa y encima tendríamos superávit.

En fin: Hoy dormiré tranquilo y mañana pasaré por Carrefour a comprar unos productos que están de oferta para mi señora esposa y para mí.

1 comentario:

David Rodríguez Jiménez-Muriel dijo...

Que estamos en el periodo histórico donde los indicadores económicos, tasas de desempleo, déficit público, deuda externa y demás, han alcanzado el periodo más crítico es de una realidad aplastante.

Que es el momento de castigar con dureza democrática al partido que allá donde ha llegado, peores resultados siempre ha cosechado, sí.

Y a la vez, es el momento de hacerle saber al ciudadano que esto es solventable. Porque lo peor no es ya sólo que se alcancem disfrazadamente o no, los cinco millones de parados, sino que estos cinco millones y otros que pueden engrosar las listas, hace tiempo que han dejado de tener esperanzas. Y con los brazos caídos, una nación no se levanta.

Entre todos podemos, pero con abulia y hastío no...

Ahora, a mí para darle un duro a estos hijos de... no me llames. La rifa la vendes tú solico.