viernes, 26 de marzo de 2010

De Motril y sus leyes.

Soy de la opinión que los extremismos no son sanos y que por tanto en el equilibrio está la virtud. Se deduce también de mi afirmación que si en el equilibrio está la virtud tampoco hay que ser moderado siempre pues sería una forma más de extremismo solo que enclavado en mitad de ningún sitio.

Viene a colación todo esto por lo que significa promulgar una ley. Una ley es una norma de obligado cumplimiento bien para mandar o para prohibir algo en consonancia con la justicia y por el bien de los gobernados. Dicho esto digo que por definición una ley tampoco es algo totalmente justo por tratar, precisamente, a todos por igual. Una prueba de ello es la ley anti-tabaco que prohíbe fumar, entre otros sitios, en los centros de trabajo, con las consabidas excepciones y tal..... A priori la norma está bien para preservar la salud de los no fumadores pero ¿Qué ocurre si el centro de trabajo es un lugar donde trabaja una persona, que además lo hace a través de internet no recibiendo a clientes ni proveedores de forma presencial y además trabaja solo? Pues en principio tendría que cumplir una ley que para su situación personal es a todas luces injusta pero por otro lado no ha lugar el cumplimiento porque no inclumple el precepto fundamental de la norma como es el de preservar la salud del no fumador. Es por eso que se entiende y comprente que viole dicha ley.

Y ahora llega la gran pregunta: ¿Y para que largo todo esta disertación tan soporífera? Pues sencillamente para decir que a pesar de que existan leyes para regir nuestra vida no siempre hay que cumplirlas estrictamente pero que tampoco hay que saltárselas a la torera por sistema. Porque cuando esto ocurre, una de dos, o se obliga al cumplimiento de la misma o hay que derogarla.

Ilustremos lo dicho con un ejemplo:
Plaza de San Agustín en Motril: Todos los lunes, miércoles, jueves y tengo la duda de si hasta sábados se instala en esta plaza un mercadillo ambulante.


A pocos metros están las dependencias de la policía local así como la casa consistorial. Es habitual ver patrullar a pié a los policías locales por la zona con lo que queda claro que este mercadillo está con el beneplácito del Ayuntamiento motrileño.


Entonces me vuelvo a hacer otra pregunta: ¿Por qué puñetas no quitan esta señal?

3 comentarios:

David Rodríguez Jiménez-Muriel dijo...

Sencillamente magnífico... Lo de Motril debería incluirse en los manuales más académicos y pretendidos de las asignaturas de la carrera de Sociología.

Simplemente sublime, y más con esa foto tuya: la señal de prohibición, el puesto y el policía. Valle Inclán se hubiera tirado al suelo. Casi que propio de Ramón Gómez de la Serna.

Motril is different.

Motril dijo...

Te agradecería que cambiaras o el color del fondo, o el color de las letras del texto porque no se ve un pijo y marea la vista.

Muchas gracias por todo

Motril dijo...

eyyyyyy muchísimo mejor.

Muchas gracias.